Hace poco más de un año surgió la Plataforma Urbasa Andía Bizirik, cuando conocimos que la empresa Green Capital (la misma que había pedido tramitar el parque eólico Kresada en la zona de Etxauri) vino a nuestros ayuntamientos: Abárzuza, Allín, Améscoa, Guesálaz, Lezaun y Yerri, a decir (no a preguntar) que quería construir un mega parque eólico sobre
toda esa franja del territorio (es decir, por toda la falda sur del Parque Natural de Urbasa-Andía, desde Lóquiz hasta Etxauri). Y ya no se supo más.
Hasta que el pasado 20 de agosto se publicó en el Boletín Oficial de Navarra, el anuncio de la puesta a exposición pública del «Parque Eólico Aldane” en los términos de Lezaun e Iturgoyen y toda su infraestructura de evacuación desde Lezaun hasta Orkoien. Para nosotros, vecinos y vecinas de los pueblos afectados, la intención de la empresa es clara: dividir el parque, presentar poco a poco las distintas fases de construcción del mismo para intentar minimizar los impactos medioambientales reales que conlleva el proyecto en su conjunto y, sobretodo, para minimizar la oposición pública que sabían que iba a surgir contra este proyecto.
Pues está claro: no lo han conseguido.
No han conseguido que nos dividamos sino todo lo contrario; nos han hecho más fuertes y hoy estamos aquí, unidos, para demostrarlo. Tierra Estella ha hablado alto y claro. Las más de 5000 alegaciones presentadas al proyecto por parte de ayuntamientos, concejos, asociaciones, vecinas y vecinos lo demuestran. Y lo que exigimos ahora es que Madrid, el Ministerio, escuche este clamor y rechace de manera definitiva la propuesta de esta empresa y que el Gobierno de Navarra ponga de una vez freno a la burbuja especulativa que estamos viviendo.
Nos estamos jugando mucho. Nos jugamos no solo el presente y el futuro de las personas que hemos apostado por vivir en el medio rural sino hasta la propia sostenibilidad de la vida en este planeta.
Por eso estamos hoy aquí, para decir no a estos mega proyectos depredadores, no a la especulación energética, no a la privatización del terreno comunal de nuestros pueblos, no a la destrucción del patrimonio medioambiental de todas y todos.
Y para exigir una transición energética urgente; una transición energética que ponga en el centro a las personas y no los intereses especulativos de estas empresas privadas, que tenga en cuenta el territorio y a quienes vivimos en él; una transición energética ordenada, planificada, justa y democrática.
¡Renovables sí, pero no así!